El ronquido es el molesto sonido que se produce debido a la vibración de las partes blandas de la orofaringe e hipofaringe. Esta vibración es debida a un estrechamiento de la vía aérea por distintos motivos. Estos pueden ser anatómicos, funcionales (excesiva relajación de los músculos dilatadores de la faringe) así como debido a sobrepeso, alcohol o fármacos.

La gran variabilidad de las causas, siendo normalmente múltiples, hace que cada ronquido necesite un estudio detallado para conocer el tratamiento más eficaz.

El gran problema es que el roncador no es consciente ni de que ronca ni de las posibles apneas que puede asociar, lo que suele retrasar la consulta médica. “A mí no me pasa nada” es una frase habitual de los roncadores. En muchas ocasiones la pareja sólo detecta el ronquido, negando la existencia de apneas aunque estas existan en gran número. Sólo mediante la realización de una polisomnografía podemos saber si se trata de un caso de ronquido o de un síndrome de apnea del sueño, que puede tener importantes repercusiones para la salud. El tratamiento será distinto según el diagnóstico.

Esta peculiar situación clínica, en la que puede no existir ningún síntoma diurno, hace que solamente un 10% de los pacientes con síndrome de apnea del sueño estén diagnosticados, constituyendo un importante problema de salud pública.

Especial atención hay que prestar si roncas y tienes somnolencia diurna, que en ocasiones puedes confundir con creer que tienes un buen sueño porque te duermes con facilidad al acostarte.

Si asocias otros factores cardiovasculares como hipertensión arterial, arritmias, antecedentes coronarios o vasculares cerebrales, tienes cefalea matutina, pérdida de memoria o atención, debes consultarnos, es necesario descartar un problema médico que tiene tratamientos muy eficaces.